LEYENDA DE
CANTUÑA
Introducción:
Cuenta la leyenda que para terminar el atrio de la
iglesia de San Francisco, en el Centro Histórico de Quito, el indio Francisco
Cantuña hizo un pacto con el diablo entregándole su alma a cambio de ayuda.
Ahora cuatro siglos y medio después muchos hombres, mujeres, y niños repasan
esta historia para conocer más sobre nuestras tradiciones y el legado cultural
de la época colonial.
Cuenta una leyenda que Cantuña un indígena constructor
famoso y descendiente directo del gran guerrero Rumiñahui.
Los padres franciscanos le encargan la gran tarea
construir un atrio para una iglesia en Quito conocida como iglesia de
San Francisco, la paga era considerable, pero tenía que cumplir en
plazo de seis meses, caso contrario no le pagarían nada.
Cantuña al ver que el plazo llegaba a su fin, y la
obra no estaba concluida porque el trabajo no era nada fácil le invadió su
desesperación, y su sufrimiento llegó a oídos del Diablo.
El demonio se presentó ofreciendo realizar
un pacto con las siguientes condiciones Cantuña le entregaría su alma como
pago. Cantuña aceptó, y miles de pequeños diablillos empezaron a trabajar en
cuanto la obscuridad cayó en la ciudad.
De pronto Cantuña se dió cuenta de la rapidez con que
trabajaban y que su alma estaría destinada a sufrir castigos por toda la
eternidad, así que decidió engañar al demonio.
Cantuña tomó la última piedra de la construcción y la escondió,
cuando el Diablo creyó que había terminado la obra en el plazo
establecido se acercó a Cantuña para tomar su alma pero Cantuña le dijo ¡El
trato ha sido incumplido.
Lucifer, asombrado, vio como un simple mortal lo
había engañado. Así, Cantuña salvó su alma y el diablo, sintiéndose burlado, se
refugió en los infiernos sin llevarse su paga.
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